“Hoy no he parado en todo el día, pero no me ha cundido nada”. ¿Quién no ha salido alguna vez de la oficina así después de una jornada interminable cargada de estrés y tareas pero que parece haberse volatilizado en el aire? Cuando hablamos de productividad, muchas veces nos centramos en cuántos tornillos puede hacer una máquina, cuántos kilómetros puede hacer un vehículo o cuántos pedidos puede preparar un operario. Sin embargo, la productividad laboral del personal de oficina suele ser una gran olvidada.
Cómo ser más productivo en la oficina
Planificar
Ordena tu día, no dejes que el día te ordene a ti. Antes de comenzar la jornada, establece las tareas más importantes que debes realizar. Asegúrate de que la lista sea breve, con labores de peso. Pero que no sean inabarcables, de forma que aumenten tu estrés desde el primer minuto.
Aprovecha las mejores horas
La mayoría de nosotros tenemos intervalos en los que rendimos mejor. Trata de encontrar esas horas y reservarlas a las tareas más importantes, las que requieran un extra de concentración o creatividad. Y evita que las distracciones te interrumpan esos momentos. Atrévete a decir ‘no’ a esa reunión que sabes que va a ser inútil y deja de revisar el correo durante ese tiempo.
La primera hora tras llegar a la oficina también es importante para establecer el tono del día. Estamos frescos, hemos dormido (o deberíamos haber dormido) bien y tenemos la mente despejada. Aprovéchalo para empezar con fuerza.
Trocea el tiempo
A veces tenemos una tarea importante que hacer y nos empeñamos en hacerla de una tacada. Esto produce estrés, insatisfacción y sensación de hartazgo. Evalúa honestamente el tiempo que va a llevarte y no tengas miedo en dividirlo en varias sesiones y/o días.
Ir avanzando en diversos temas también reduce el estrés que se crea al estar enfocado solo en uno de ellos mientras el resto está sin empezar.
¡Ojo! Es importante no confundir esto con desmenuzar el tiempo en partes mínimas y tratar de hacer tantas cosas distintas que no acabes prestando la atención necesaria a ninguna de ellas. Sería peor el remedio que la enfermedad.
El descanso es sagrado
Cualquier manual laboral te va decir lo malo que es el trabajo ininterrumpido. Es necesario tomar descansos frecuentes, tanto para tu mente como para tu cuerpo. Aunque venimos de una perniciosa cultura laboral en la que se sospecha del que se ausenta de su silla, la realidad es que esos cinco minutos “perdidos” van a ser recuperados con creces.
En muchas ocasiones, el personal que no se ausenta de su puesto de trabajo acaba cayendo en despistes y distracciones por no realizar estos descansos. Así solo se consigue perder más tiempo mientras que el resto de la jornada frente al ordenador es menos productiva.
Bebe con frecuencia
Los deportistas se hidratan y es por algo. Si te fijas en el tenis, todos beben desde su primera visita a la silla, aunque el partido acabe de empezar. Del mismo modo que hacer deporte, trabajar consume energía y nuestro cuerpo requiere reponerla y mantenerse hidratado para rendir a su máximo nivel. Bebe con frecuencia, sin esperar a tener sed, y hazte con alguna botella o recipiente para tener líquido a mano y evitarte paseos. Aumentará tu productividad, además de mejorar tu salud.
No comas en la mesa de trabajo
Otro falso signo de productividad y que consideramos que da buena imagen de cara a los jefes. Separar físicamente el acto de trabajo y el de la comida ayuda a aliviar la sensación de cansancio, de agotamiento y de estar continuamente atareado y encerrado.
Mentalmente, el descanso será mucho mayor gracias a la sensación de desconexión y, nuevamente, volverás a rendir más después de un periodo de auténtico descanso.
Regla de los dos minutos
“Ay, y todavía tengo que mandar ese mail”. La regla de los dos minutos nos ayuda a lidiar con todas esas pequeñas tareas que tenemos pendientes y que vamos posponiendo mientras nos siguen torturando al recordarlas. Cuando tengas una tarea que hacer y que puedas completar en menos de dos minutos, hazla inmediatamente. Envía ese correo y evita que esté persiguiéndote todo el día (lo cual no significa que tengas que responder a todos los correos todo el rato). Además, la sensación de ir consiguiendo pequeñas metas te ayudará a lo largo de la jornada.
Evita la multitarea
De nuevo, un signo de los tiempos pernicioso. Nos han enseñado las maravillas de saber hacer mil cosas diferentes, así que por qué no hacerlas, además, al mismo tiempo. Sin embargo, hablar por teléfono mientras revisamos un correo y pensamos en la siguiente reunión es una autopista hacia el fracaso. Acabarás tardando más tiempo y obtendrás un peor resultado.
Un comentario
muy buenas las recomendaciones y muy cierto lo que sucede mientras estamos con muchas labores al mismo tiempo por resolver, muchas veces pensamos que no se hizo nada, pero no es así, ya que se realizaron las cotidianas y otros, por lo tanto, hay que saber evaluar lo que se adelanto