Los drones de reparto, ¿realidad o ficción?

El futuro de los drones de reparto

Todas las semanas aparece en los medios alguna noticia sobre el uso de drones para el transporte. Pero el tiempo transcurrido desde que comenzaron a verse estas noticias y el hecho de que aún no se haya hechon realidad, ha planteado para algunos la duda de si el reparto con drones está más cerca de llegar a las calles o de la publicidad.

En Transgesa estamos siempre pendientes ante cualquier innovación que pueda mejorar la experiencia de nuestros clientes. Así que recopilamos cuáles son las mayores dificultades a las que se enfrenta esta tecnología en la actualidad.

Cuáles son los obstáculos para las entregas con drones

En la actualidad, hay 4 áreas fundamentales en las que se centran las dificultades:

El proceso de entrega

En los vídeos sobre los primeros test de entrega que se han publicado, estás se han llevado a cabo en condiciones “óptimas”. Grandes jardines privados donde el drone aterriza y despega tranquilamente, dejando el paquete en el césped del cliente.

Sin embargo, la duda salta inmediatamente con las entregas en grandes núcleos urbanos donde predominan los pisos y no los jardines. Una de las soluciones que se han planteado es que estas entregas se centralicen en los conocidos como “puntos de conveniencia” –redes de tiendas u otros establecimientos, cercanos a las viviendas y adaptados para los drones, en los que se dejan las entregas para que los propietarios pasen a recogerlas-.

Otra opción es que el uso de los drones se enfoque en las entregas que le sean más favorables. Por ejemplo, usarlo para alcanzar poblaciones lejanas o de difícil acceso en temporada de invierno.

Con respecto a su eficiencia, la posibilidad de que los drones tengan que volver hasta la base tras cada entrega podría suponer que fueran menos prácticos que un vehículo de reparto convencional a la hora de hacer entregas concentradas en pocos metros.

Características físicas de los drones

Aunque con toda seguridad estas aeronaves van a seguir evolucionando, a corto plazo presentan algunas limitaciones que afectan a su capacidad de transportar paquetería.

Por ejemplo, Amazon sitúa en 25 kilos el peso máximo que moverían sus drones. Esta ya sería una cantidad superior a la que cargan los drones de dimensiones similares hoy en día, y aun así supondría impedimentos para algunos tipos de mercancía.

Del mismo modo, también entrarían en juego las  dimensiones. Aunque una parte muy importante del e-commerce tiene unos pesos y tamaños reducidos y fácilmente estandarizables, hay diversos mercados de productos a los que les sería muy difícil adaptarse.

Seguridad

Sin duda, uno de los puntos clave y sin el cual nunca veremos a los drones volar por nuestras ciudades. Al igual que la tecnología hermana de los camiones sin conductor, los drones necesitarán demostrar que no suponen ningún peligro para la población al volar sin ser pilotados.

Al tratarse de vuelos automáticos, necesitan de un equipo de navegación que detecte los obstáculos que aparezcan en el camino. Y esto no incluye solo a mobiliario urbano que mantenga una posición fija y sea fácil de sortear o a viandantes que vayan a una velocidad baja, sino que incluye a otros vehículos e incluso a animales que puedan “atacarles” (hay multitud de vídeos en Internet de grandes aves golpeando a drones y tirándoles al suelo).

La caída del aparato o la de su carga supondrían un riesgo y ya se han registrado incidentes serios con caídas de drones, como el que le costó el ojo a un niño hace pocas semanas. Por último, tampoco podemos olvidarnos del vandalismo que podrían sufrir los drones, ya fuera para quedarse con la mercancía o con los propios aparatos, y que serían otra fuente de riesgo.

Espacio aéreo y legislación

La legislación actual en España, y en la mayoría de países, impide el uso de los drones para el reparto de mercancía. No pueden ser usados en ciudades, cerca de aeropuertos, ni sobre aglomeraciones de personas –como conciertos- y han de ser pilotados manteniendo el contacto visual con el aparato. Es decir, la legislación aún debe cambiar mucho para que el sueño de los drones- repartidores sea no viable, sino legal.

“Cuando una gran empresa demuestre que son seguros, la legislación irá detrás”

Sin embargo, puede que no se trate más que de una cuestión de tiempo. “Cuando una gran empresa demuestre que son seguros, la legislación irá detrás”, asegura Jordi Folk, fundador de AEDRON (Asociación Española de Drones y Afines). Aunque puntualiza que el reto no será solo legal sino operativo. Y apunta una posible solución: la delimitación de “tubos” o carriles en el aire reservados para que los drones pudieran ir de un punto de conveniencia a otro con seguridad.

Todas estas dificultades han llevado a que se planteen otras alternativas, como son los robots automatizados que, en lugar de sobrevolar la ciudad, irían a ras de suelo, ahorrando mucho de los inconvenientes de sus primos alados.

Y no son las únicas alternativas en el mundo de los drones, pues sus posibilidades son muy amplias. Son ya habituales a la hora de realizar grabaciones en vídeo y fotografía, se pueden emplear para la agricultura -obteniendo información para optimizar el rendimiento de las cosechas-, e incluso para el pastoreo y los rescates de emergencia.

Saber cuáles llegan a ser sus aplicaciones en el mundo de transporte será cuestión de tiempo.

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