Electrodomésticos inteligentes, frigoríficos que te hacen la compra, máquinas que dialogan entre ellas… El Internet de las Cosas –la capacidad de todo tipo de objetos para obtener información de su entorno y comunicarse entre sí– ha llegado no solo para quedarse, sino para transformar el mundo en el que vivimos. Y en algunos casos, como en la logística, ya ha empezado a hacerlo.